En estos poemas se refleja la vida de muchas personas que se han cruzado en mi camino a lo largo de los años en los que he trabajado en el Centro de Día de Personas sin Hogar de Cáritas. No están todas las que deberían estar, pero sí las que más me han inspirado y compartido experiencias y emociones.
Personas sin hogar que me han transmitido esperanza, felicidad…y cuestionaron mi estatus y han hecho tambalear mis principios y convicciones.
A través de estos versos he querido mostrar mi propia reacción ante los interrogantes que me planteó cada uno de ellos y mis propias reacciones.
Desde que hay constancia de esa primera huella humana en una cueva tenemos conciencia que formamos parte de algo continuo que nos muestra la verdad de que no morimos del todo. La historia allá donde nadie mira también existe.
Soñar con la verdad ha sido mi leitmotiv, que con 1767 Pipirigallo se está haciendo tangible en este libro que está nutrido de ilusión y la esperanza de la Colonización de Sierra Morena. La Colonización en Sierra Morena y en Andalucía fue un hecho histórico valiosísimo por el que miles de personas dieron sus vidas.
Los huesos están dotados de una fuerza increíble e incalculable, son capaces de trastocar la propia vida en todo individuo, y desde ese trastocamiento mover sentimientos y emociones; hasta transponer y hacer llegar al propio individuo, en su experimentación, a las vivencias, plenamente conscientes, de la primera noche de los tiempos.
Nos encontramos, con Los Pilares Hieráticos, ante un misterio trepidante, escrito con pasión, basado en sucesos ocurridos en la historia. Formado por tres relatos enlazados y unidos entre sí por los Derechos Humanos.
Las figuras: un niño y un abuelo, personajes que reflejan, por un lado, la apertura a la vida, con lo que supone en el aprendizaje por parte del niño, y, por otro lado, la sabiduría de la experiencia a transmitir por el abuelo, en diferentes vicisitudes y hechos trascendentales.
Hace dos siglos y medio, cientos de almas colonizaron las tierras que hoy ocupa la población de Carboneros.
Historias con luces y sombras. Leyendas trepidantes que mujeres, hombres, niñas y niños vivieron en sus pieles con el edulcorante de la cruda realidad de finales del siglo XVIII, durante el reinado de Carlos III.
Julio Villán, alter ego de Juan Cano en esta segunda novela, nos descubre a cada paso de pasillo, a cada plegar de cada página, que la melodía es al amor lo que al sexo es el ritmo. Que hablar, que escribir sobre la música, hacer de esa escritura su profesión, le iba a permitir vivir la vida dos veces, extrañarse, calzarse su propia piel cosida, entremezclada con la de amores furtivos.
El reino de las hormigas es una novela sobre amor y sobre amar, sobre ciencia y adolescencia, sobre la música que los días silban al oído de las palabras. Un libro que nos devuelve a la memoria en la pluma y los recuerdos de otro, en el que a todos, propios y ajenos, nos será fácil reconocernos como arte y como partes de este músico ambulante que recorre reflexivo nuestros sueños.
La novela, contada en primera persona, va desgranando la peculiar visión del niño de la casa de enfrente —alter ego del propio autor—, quien se creía invisible mientras husmeaba entre los visitantes —tanto conocidos, como anónimos— que frecuentaban la casa de las apariciones. A través de este testimonio casi autobiográfico, se termina por vislumbrar la epopeya de un pueblo perdido en la recóndita Sierra Mágina, en la que la inusitada clarividencia e ingenua sinceridad de un niño lo envuelve todo:
Esta es una historia real que sucedió a finales del siglo XVIII.
No aparece en los libros de historia. No existen grabados de la época y los pocos datos escritos que concurren sobre ella están custodiados en un archivo histórico. El origen de este hito histórico radica en un elefante de la India como pieza clave que viajó a miles de leguas por mar y tierra, transitando por el Camino Real, siendo un presente exótico, maravilloso y muy valorado en su país de origen, tal cual una joya, que fue enviado para el deleite del monarca español Carlos III.